lugares_de_espana_que_ver_antes_de_morir_34489806_1200x800Nos aproximamos al inicio de nuestro Gran Jubileo Diocesano y es momento de vivir la Iglesia, el ser Iglesia en medio de un mundo sediento. Este es el momento de experimentar la grandeza de la Iglesia que nos transmite la fe y los dones de Dios que nos han llegado por ella durante tantos siglos. Necesitamos la alegría de Dios y el gozo de ser iglesia, dos carencias que son dos urgencias. Hemos de profundizar en la vida de Dios, en su caridad, en su Palabra, en el grandioso depósito de la fe, de donde nace todo auténtico progreso cristiano. La Iglesia nos ofrece la fe porque nos da a Jesús, porque prolonga y actualiza en cierto modo el misterio de la Encarnación, por lo que se siente íntima y realmente solidaria del género humano y de su historia. La presencia en el mundo y la participación en el acontecer humano no es sólo pretensión legítima de los discípulos de Jesucristo, sino una exigencia ineludible de su misión, pues “lo que no es asumido no es redimido”, en palabras de San Ireneo.

Este mundo, que está experimentando cambios vertiginosos, sigue haciéndose la misma pregunta de siempre, pero la respuesta la encontramos una vez más en el Evangelio. Percibimos hoy una tristeza derivada de los fracasos vitales, de cerrarse muchos sobre sí mismos, del rechazo de sí que debilita a la persona ante las crisis y deficiencias sociales o económicas y que lleva a efectos devastadores: malestar, tristeza e incluso, negación de la vida; incluso también el rechazo de la Iglesia por parte de ciertos católicos, o que lo fueron. La respuesta tiene un nombre propio: Jesucristo. Es la que encontraron los santos que nos han precedido en la fe. En el fragor de esta lucha Jesús está presente en el interior de la historia como su Señor, y así, cada uno tiene la oportunidad de encontrarse con Él y de confesarle como a su Dios para encontrar el sentido y el significado de la vida y su plena realización. El Señor es siempre el Dios de las sorpresas. “No tengáis miedo a la alegría. No tengáis miedo a la ternura. Dejaos sorprender por Dios”, nos repite continuamente el Santo Padre.

Quiero invitarte a la inauguración del Jubileo el próximo jueves 14 de septiembre, Solemnidad de la exaltación de la Santa Cruz, en la Catedral de Cádiz, a las 7 de la tarde, donde tendrá lugar la Solemne Misa concelebrada de inauguración. Que tu presencia sea signo de comunión y de apertura del corazón a los bienes que este año el Señor nos concede. Cuento contigo con el deseo de que el Señor te colme con su gracia.

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