«Rasgad los Corazones y no las vestiduras», nos dice el Señor a través del profeta Joel en la Liturgia de hoy. «Misericordia quiero y no sacrificio», titula el Papa Francisco su mensaje de Cuaresma en este año 2016 para todos los creyentes. En la tremenda situación actual en la que palpamos tanta pobreza, el sufrimiento menesteroso de los que viven en situaciones extremas sin lo más necesario para subsistir, el grito de su dolor se convierte en mensaje urgente del Señor para nosotros, que nos pide rasgar los corazones, no las vestiduras, y amar al pobre, con quien Cristo mismo se ha identificado. El ayuno y la limosna cuaresmal debe hacerse desprendimiento efectivo de aquello que nos cuesta, algo más que lo superfluo, pues a los empobrecidos les cuesta la vida. Esta senda del amor nos dará también una presencia mayor de Cristo en nuestra vida, pues El camina junto a nosotros y se compadece de nuestra debilidad.
Que nuestra cuaresma suponga un salto adelante en la Caridad, a Dios y al prójimo, sólo así el ayuno y la limosna se llenarán de sentido; sólo así, unidos a la oración, al encuentro con el Otro y por tanto con los otros, serán medios de santificación. Experimentemos de nuevo el Amor de Dios Padre a través del sacramento de la Reconciliación preparado y vivido con gran profundidad. Os exhorto también vivir la Liturgia intensamente, para que a través de los misterios cuaresmales podamos ser renovados por el Espíritu del Amor, el Espíritu Santo. Esto son los días santos en los que al contemplar las imágenes de la Pasión del Señor para poder reconocer el Amor de Dios manifestado en su Hijo divino, Cristo Jesús. Vivamos, pues, una vida transformada por la Sagrada Comunión frecuente para poder comulgar el Gran Domingo de Resurrección renovados, liberados, llenos de alegría y de gracia. El mundo necesita esperanza, respirar buenas noticias, saber que la grandeza de la meta compensa la fatiga del camino, que no estamos solos, que el Buen Pastor va con nosotros.
No olvidemos concretar nuestra caridad con las obras de misericordia «corporales» y «espirituales». Conoces ya, sin duda, dónde y cómo practicarlas, pero encontraras todo un elenco de lugares e instituciones que sostienen obras encomiables que merecen nuestro apoyo y reconocimiento en el «Mapa de la Misericordia en nuestra Diócesis».
Os invito a aprovechar también las Conferencias Cuaresmales que se ofrecen en tantas parroquias de la diócesis, que quieren ser una ayuda para la interiorización, el estímulo ilusionante de seguir al Señor como discípulos, la purificación del corazón, una verdadera oxigenación de la vida cristiana.