
El día 16 de julio, coincidiendo con la fiesta de su patrona, la Virgen del Carmen, tan arraigada en nuestro país entre nuestros marineros y otros muchos devotos, celebramos el Día de las Gentes del Mar.
Es fácil de entender lo peligrosa y difícil que ha sido siempre -y sigue siendo- la vida en el mar. Tratemos de imaginar cómo es la vida de los marinos y cuáles son los retos a los que se enfrentan cada día por nosotros. Recordemos la labor esencial que llevan a cabo más de un millón de marinos que cada día trabajan en embarcaciones que transportan mercancías por todo el mundo y pasan inadvertidos para la mayoría de los que viven en el interior de un país. Incluso quienes viven en la costa generalmente ven sólo un barco que navega “lejos” en el horizonte. Sin embargo, son miles de barcos los que navegan más allá del horizonte. Son invisibles, pero están ahí. Más aún, apenas pensamos en los marinos que trabajan a bordo, aunque, gracias a su trabajo, la vida cotidiana de cada uno de nosotros es mucho mejor. Ha llegado el momento de decirles: ¡Gracias!
Pensemos en cómo es la vida de los marinos y cuáles son los retos a los que se enfrentan cada día por nosotros, afectados negativamente en los últimos años por una serie de crisis. Un mayor número de buques han tenido que permanecer en fondeaderos durante períodos de tiempo más largos como consecuencia del incremento de la demanda de mercancías. Debido a la guerra en Ucrania, los barcos se enfrentan ahora a la ardua tarea de tener que navegar sorteando las minas que se han colocado en el Mar Negro y el Mar de Azov. Muchas embarcaciones se han hundido y se han perdido numerosas vidas durante esta guerra injusta e inmoral. A causa de la pandemia mundial, miles de marinos, una vez finalizados sus contratos, se han quedado atrapados a bordo, sin poder abandonar el barco y regresar a sus hogares con sus familias. En cambio, siguen trabajando día tras día, cada vez más agotados, con sueldos muy precarios. Pensemos, además, en los períodos a bordo más prolongados, la separación forzosa de sus seres queridos y la imposibilidad de desembarcar, por lo que los marinos se sienten aún más aislados y deprimidos de lo normal. Debemos recordar que también ellos son seres humanos y tienen las mismas necesidades que todos los demás.
Stella Maris, la organización de la Iglesia para acompañar a los hombres del mar, sostiene y canaliza la acción misionera y caritativa de la Iglesia para las gentes del mar adecuando la asistencia religiosa a las peculiaridades que requieren las personas que trabajan en el comercio marítimo o en la pesca, sus familias, el personal de los puertos y todos los que emprenden un viaje por mar.
En este Día de las Gentes del Mar, damos las gracias a los marinos por su duro trabajo. Recemos para que se mantengan fuertes ante las dificultades y los retos de la vida. Y encomendemos a María, Estrella del Mar, el compromiso y la dedicación de los capellanes y de los voluntarios que les sirven en todo el mundo.
Celebremos todos a la Virgen del Carmen, Madre de Misericordia y de gracia, implorando la fuerza de Dios para crecer en su amor y que, protegidos frente al mal, nos guíe por las aguas difíciles de la vida hacia el puerto seguro que es Cristo.