
MENSAJE POR LA JORNADA MUNDIAL DE LAS COMUNICACIONES SOCIALES
El domingo día 21 de mayo, solemnidad de la Ascensión del Señor, se celebra la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales. El Mensaje del Papa Francisco para este día resalta que es el corazón el que nos mueve a una comunicación abierta y acogedora. San Francisco de Sales, doctor de la Iglesia, es uno de los ejemplos más luminosos de esto. Siempre fue alabado por su respeto y cortesía. Decía que «las palabras dulces» multiplican los amigos y un lenguaje amable favorece las buenas relaciones.
El lema de este año es «Hablar con el corazón, en la verdad y en el amor (Ef 4,15)». Esas tres palabras, corazón, verdad y amor, ponen en juego los principios de una comunicación humana, del hablar entre personas. Es muy oportuno recodarlo, porque vivimos tiempos de desvinculación, de individualismos, de soledad. La polarización, los extremos, un determinado uso de las redes sociales, están haciendo de la comunicación, del encuentro, una dificultad, cuando debería ser el primer objetivo entre las personas. Sin embargo, la verdadera comunicación se realiza cuando genera vínculos con el otro, con la realidad y con la verdad. «Solo la comunicación de la verdad permite avanzar la sociedad» (Mensaje de los Obispos para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales). Esta llamada debería escucharse por todos los que participan en redes sociales, que muchas veces llevan a las fake news y la incomunicación, para que intenten hacer posible un encuentro y un diálogo que puedan iluminar mejor la verdad de las cosas y de las personas. Porque “la comunicación en el amor, como contenido y como modo de comunicar, puede hacer mejor la vida de las personas”. Hoy tenemos mucha más información, pero se verifica poco, incurriendo en las noticias falsas con más facilidad. Hay un exceso de información, como lo hay en la alimentación, pero algunos dicen que nunca hemos estado peor informados y peor alimentados.
El estilo de la basura informativa y la mentira que pasa por encima de la verdad, de la dignidad de las personas, de la inteligencia humana, no solo está vigente en los medios de comunicación, sino que, desafortunadamente, se ha trasladado a la política, el deporte o las instituciones. Por consiguiente, hemos de alentar a los comunicadores y a todos los cristianos a realizar una comunicación con corazón, con verdad y amor para crear una sociedad más humana y contribuir así al bien de la persona.
Hay que volver siempre a la esencia del periodismo que no es más que la búsqueda de la verdad, y dejar de hacer un periodismo intrascendente que busca el sensacionalismo y la polémica más que servir a la verdad. El periodismo, además de informar, formar y entretener, puede transmitir esperanza, dignidad, ánimo para vivir y convivir. Cuando lo hace así presta su mejor servicio. Un buen periodista debe poseer integridad y una inquebrantable ética. Su profesionalidad conlleva una gran responsabilidad para ganar el favor de su audiencia, transmitiendo cada historia con justicia, objetividad y honestidad. Hablar con el corazón es una misión al servicio de la verdad y construye la sociedad.
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