
PALABRAS DE INAUGURACIÓN DE LAS XII JORNADAS DE CATÓLICOS Y VIDA PÚBLICA: «PROPONEMOS LA FE, TRANSMITIMOS UN LEGADO CON ALEGRÍA Y CON ESPERANZA.»
(…). La vida del discípulo cristiano parte de un encuentro real con Cristo, fundamento de la vida de fe. Madurando en su seguimiento se crece en coherencia evangélica, santidad moral, caridad social, etc. La relación fraterna entre los cristianos fomenta y extiende el estilo evangélico y crea una cultura benéfica que “llena de alegría la ciudad”, pero en su base está, ante todo, “vivir en Cristo”. Es precisamente lo contrario de vivir “como si Dios no existiera”, que es como describió Benedicto XVI la situación frecuente de la sociedad occidental que ha contaminado a tantos cristianos hasta diluir su fe en la apostasía silenciosa. Nuestra debilidad es ocultar la verdad, organizar nuestra existencia “como si Dios no existiera”, como si Dios fuera un competidor, como si no fuese de fiar, como si El no fuese capaz de darnos la plenitud y la felicidad, tolerando el mal o pactando con el (aunque solo sea con un poco de mal, que a veces viene bien, ¿no?), quizá por no estar suficientemente marcados por su presencia cotidiana en nuestra propia vida particular.
Al comienzo mencioné la esperanza y la alegría, que forma parte del título de este encuentro, algo que no se entiende sin el encuentro con Cristo y la conversión que renueva la vida desde lo profundo de cada cual. Fruto de la esperanza es la magnanimidad para afrontar las empresas más difíciles, el entusiasmo para trabajar contra toda lógica, la capacidad de sufrimiento y resistencia a la crítica y a la persecución. La esperanza viene de la mano de la fe, de la confianza en Alguien que me quiere y comprende, que me hacer ver la vida con otra luz. Es lo que experimentaron los apóstoles después de encontrarse con Cristo resucitado y recibir el Espíritu Santo en Pentecostés. Por eso salieron a la calle y predicaron sin importarles ser azotados y encarcelados: “Hemos de obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hch 5, 29). Consideraron un honor padecer por el Señor y enardecían los corazones con su predicación. (…).
Descargar Discurso completo en PDF
TE INTERESA:
La Asociación Católica de Propagandistas propone transmitir la fe con alegría y esperanza