
Hoy sábado, día de la Virgen, quiero recordar la celebración de la Virgen del Rosario (7 de octubre), Patrona de Cádiz, emotiva como siempre, pero este año más si cabe por las circunstancias de incertidumbre en la que vivimos. Acordémonos de rezar hoy sábado el Santo Rosario, en familia o en la oración personal, buscando el amparo de María, que nos regala el confiar en su hijo.
«Quien nos iba a decir a nosotros el año pasado lo que era una pandemia. Nos parecía, mientras escuchábamos la profesión del Voto en años anteriores, que esto eran cosas de otros siglos y otras latitudes. Sin embargo, tenemos que comprobar que son situaciones muy dolorosas que podemos sufrir y que estamos sufriendo todos. Cuando comenzó la pandemia vine aquí precisamente para rogar a la Virgen del Rosario por nuestro pueblo para que nos protegiera y nos atendiera. Y realmente tenemos que darle gracias. Es verdad que estamos sufriendo el mundo entero, nuestro pueblo, nuestra nación, pero quizás unos con más intensidad o dramatismo que otros. Cada persona que fallece, cada familia que queda herida por la enfermedad vive ese sufrimiento con toda intensidad. No le duele menos ni más por cómo se de en otros lugares. Pero realmente podemos sentirnos más conocedores y conscientes de lo que es nuestra debilidad, nuestra fragilidad y vulnerabilidad. Y cuando venimos delante de nuestra madre la Virgen del Rosario podemos expresarle mejor lo que vivimos, lo que sentimos, lo que llevamos en el corazón que en el fondo es nuestra pobreza, para poder decirle: Madre ampáranos, auxílianos, ayúdanos.
Las enfermedades de esta epidemia y sus dolencias nos han llevado a darnos cuenta de otras que también estaban presentes pero menos manifiestas. Precisamente el Papa Francisco ha reflexionado sobre el mundo que ha sufrido la epidemia y de esas otras epidemias que conviven con el Coronavirus. Hablaba de un mundo que tendría que abrir los ojos a tantas desigualdades e injusticias, a la trata de personas, a las nuevas esclavitudes, a una escandalosa distribución de la riqueza.
Nosotros hoy –lo hacemos siempre, pero nos lo ha recordado el Deán de la Catedral en su manifestación del Voto a la Virgen— debemos fijarnos más en ello para pedirle a la Virgen nuestra Señora que nos libre de todos los males, que interceda por nosotros ante su hijo, no solamente para que no caigamos en la enfermedad física, sino para que superemos todas las deficiencias y desigualdades que en el fondo nos llevan a darnos cuenta de nuestra pobreza moral, una debilidad mayor del hombre. Y buscar, como nos recuerda el Santo Padre en su encíclica Fratelli Tutti recién publicada, vivir como hermanos, en un mundo de auténtica fraternidad para ser capaces de asumir como consecuencia una ética de riesgo. No podemos conformarnos solamente con ser “buenecitos” sino entrar en una vida moral que nos lleve hacia delante, que nos lleve al riesgo de comprometernos, de entregarnos, de compartir nuestros bienes, de buscar el bien, de arriesgarnos nosotros mismos por amor a los demás.»
Descargar completa la Homilía Fiesta Virgen del Rosario, Patrona de Cádiz, Santuario de Santo Domingo
TE INTERESA
«A nuestra Patrona le pedimos que nos haga crecer en la fe»
Somos responsables de nuestros hermanos, todos, los unos de los otros
Una respuesta a “Virgen del Rosario, Madre, ampáranos, auxílianos, ayúdanos.”