
DE MI HOMILÍA EN LA ORDENACIÓN DE PRESBÍTEROS, 19 DE SEPTIEMBRE DE 2020
«El Señor va a ungir vuestras manos porque quiere utilizarlas para entregar su amor a los hombres y que sean manos al servicio de la vida, de la alegría y de la esperanza de los seres humanos. Para servir mejor a los hermanos habéis de ser, por el amor y la entrega, expertos en humanidad, para llegar, como el Señor, a los dolores, a las heridas y a las pobrezas espirituales y materiales de las personas. Sed sacerdotes con un sueño misionero en el corazón. “La misión no se basa en ideas ni en territorios, sino que parte del corazón y se dirige al corazón. Son los corazones los verdaderos destinatarios de la actividad misionera del Pueblo de Dios” (Benedicto XVI, Homilía en la misa de la Avenida de los Aliados, Porto, 14 de mayo de 2010). Los pobres os esperan, los necesitados os requieren, los afligidos, heridos de la vida, los perdidos en la existencia os reclaman, y el Señor en cada uno de ellos.»
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