

Hemos estado, una representación diocesana, en el Congreso de Laicos «Pueblo de Dios en Salida«, celebrado en Madrid del 14 al 16 de febrero. La conciencia laical despierta, de ser elegidos, llamados y enviados, supondrá una nueva etapa apasionante y esperanzadora para la Iglesia y el mundo. En su mensaje el Papa Francisco nos ha dicho que “este Pueblo de Dios en salida vive en una historia concreta, que nadie ha elegido, sino que le viene dada, como una página en blanco donde escribir. Está llamado a dejar atrás sus comodidades y dar el paso hacia el otro, intentando dar razón de la esperanza (cf. 1 P 3,15), no con respuestas prefabricadas, sino encarnadas y contextualizadas, para hacer comprensible y asequible la Verdad que como cristianos nos mueve y nos hace felices. Para ello, se necesita esa libertad interior capaz de dejarse tocar por la realidad de nuestro tiempo, y tener la valentía de salir a su encuentro. El mandato misionero es siempre actual y vuelve a nosotros con la fuerza de siempre, para hacer resonar la voz siempre nueva del Evangelio en este mundo en el que vivimos, particularmente en esta vieja Europa, en la que la Buena Noticia se ve sofocada por tantas voces de muerte y desesperación”.
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