
MI CARTA PASTORAL PARA LAS HERMANDADES Y COFRADÍAS EN LA DIÓCESIS DE CÁDIZ Y CEUTA.
«Las Hermandades son una realidad muy importante de la Iglesia. Sois asociaciones de fieles de la iglesia católica, con capacidad de convocatoria y cauce de piedad. Doy gracias a Dios por vuestra historia, por cada triduo, procesión, etc. como tiempo de gracia que está llamado a prolongarse en vuestra relación de hermanos durante todo el año. Cada cofradía tiene vocación de “hermandad”, con su significado eminentemente cristiano, que se inserta en la comunidad y vive en la comunión de Dios Trinidad en la Iglesia Santa.
Estáis llamados a compartir la fe y el amor de Dios como laicos cristianos, miembros de la Iglesia y en profunda comunión con ella, expresada en su vida, doctrina, liturgia, obediencia, siempre fieles a vuestra vocación y misión. Como dijo Benedicto XVI, “las hermandades son escuelas de vida cristiana y talleres de santidad”. De poco servirían vuestros cultos y procesiones si el primer objetivo no es vuestra santificación, el amor a Cristo y a su Iglesia, la comunión fraterna y la unidad. Ahora bien, también vosotros estáis acechados por la secularización y todas las tentaciones que hoy acosan quienes viven la fe. Para que las hermandades gocen del tesoro de la fe, cumplan su misión y sean lugar de encuentro con el Señor, escuelas de vida cristiana y santidad, las cofradías deben estar en un constante proceso de conversión y reforma.»