I Domingo de Adviento en la Catedral de Cádiz y Ministerios de Acólito y Lector
Con el Adviento comenzamos el Año Litúrgico. Veremos desde ahora preciosas coronas de Adviento, con ramas tan verdes y coloristas, que decoran escaparates, iglesias, calles o cafeterías. Lleva la corona a tu casa y recuerda que es símbolo y profecía. Cuando la mires, su forma circular te recordará la eternidad de Dios, sin principio ni fin, y que Cristo vive para siempre, como sus ramas verdes y frescas. Los frutos que la adornan nos hablan de manjares, del paraíso perdido pero recuperado con la venida del Señor, de una vida fecunda con el, que estará cargada de frutos. Las cuatro velas que progresivamente encendemos cada domingo nos llaman a salir de la oscuridad del pecado a medida que la luz del Señor se haga presente en nuestra vida. La vigilancia cristiana es elegir lo que El eligió, es amar lo que El amó, es configurar la propia vida con la suya.
Aprovecha este tiempo y prepara la celebración de la venida de Cristo. ¿Cómo preparar el camino al Señor? El adviento es tiempo para amar. Deja a un lado tus viejos rencores. Olvida el mal que te hayan podido hacer. Ábrete al gozo, pues Dios es amor. Si nos queremos parecer a Él debemos abrir nuestro corazón al amor y contagiar y regalar amor. Se bueno y caritativo. Es Adviento, un tiempo para tomar la decisión firme de expresar el amor a los que nos encontremos en estos días de preparación para la Navidad; así podremos celebrar plenamente al Verbo Encarnado que nos capacita para salir generosamente en busca del otro, en especial, del más vulnerable. Que este Adviento nos ayude a tener una actitud de esperanza, de vigilancia, de trabajar cada día preparando los caminos del Señor.
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