Este sábado clausuro las misiones populares realizadas con fervor por la Parroquia Nuestra Señora de la Palma de Cádiz. Han estado una semana, centenares de fieles junto con su párroco, evangelizando a pie de calle y en las casas, hablando naturalmente del amor de Dios. Hace tiempo que los papas nos están animando a intensificar el carácter misionero de la Iglesia. «La tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia. (…) Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar» (Pablo VI en Evangelii Nuntiandi)
La Iglesia, recordémoslo una vez más, es constitutivamente misionera, una gran familia de corazón universal que no puede guardar su tesoro sólo para si sin pervertir su misión y perder su frescura. Cuando utilizamos hoy el término de misión nos referimos a toda la evangelización de la Iglesia y todas sus manifestaciones, aunque sean más propias de su vida interna comunitaria: asumir la “misionaridad” de la comunidad y de cada bautizado como un desafío personal por la fe que profesa, que al asumirlo nos hace “sentir con la Iglesia”. “¿Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido la capacidad de respuesta?” (Papa Francisco en Evangelii Gaudium).¿Seremos capaces de hacer de nuestra comunidad una diócesis misionera? ¡Seguimos esta ilusionante andadura!
El Blog del Obispo Zornoza 