
El amor se alza como criterio primario para el desarrollo de la sociedad, y debe considerarse el alma de todo orden social. Hace unos días, con la Jornada de las Personas sin Hogar, nos volvíamos a topar con una realidad (una de ellas, pues hay muchas otras) que nos concierne gravemente. En el año pasado fueron atendidos 1.249 sin techo gracias a los servicios que desde Cáritas se han puesto en marcha con programas específicos de atención para ellos, para lo que destinó 349.000€, con una atención particular muy intensa. Aún siendo una gran satisfacción compartida por todos cuando conocemos que 36 de ellos lograron mejorar significativamente sus vidas por acceder a una vivienda, tener tratamientos médicos o acceso al trabajo, nos queda el profundo dolor de no contar con los recursos necesarios para ayudar a más.
Estas y otras realidades nos urgen a poner en práctica el amor preferencial de la Iglesia por los pobres, en una caridad con dimensión social, capaz de promover formas de cooperación al desarrollo que superen las divisiones religiosas, raciales, ideológicas. Si queremos una sociedad más humana, más digna de la persona, es necesario dar importancia a la caridad social que inspira, purifica y enaltece todos los nexos humanos, políticos y económicos. Porque el criterio primario para el progreso de todos y para el avance social es el precepto del amor.
De forma concreta, los católicos celebramos este domingo el día de la Iglesia Diocesana. Más de 23.000 personas fueron atendidas el pasado año a través de Cáritas en las parroquias, y el Secretariado de Migraciones atendió a 2.500 personas. Aún queda mucho por hacer. Queremos contar contigo. No dejes de ayudar con amor práctico a los más necesitados que tenemos tan cerca de nosotros. No pierdas la oportunidad de humanizar la sociedad ni de humanizarte ti mismo. Te invito a explorar aquí como puedes colaborar con tu Parroquia y tu Diócesis.