MIS PALABRAS EN LA APERTURA DE LA CAUSA DE CANONIZACIÓN DEL P. METOLA

«El P. Jandilla nos recuerda que cada uno tenemos un camino propio de santidad. Lo señala el Papa Francisco. Presentar la santidad es ahora más que nunca una urgencia pastoral que exige mostrar a la Iglesia como esposa de Cristo que nos da el don de la santidad (cf. NMI 30). Es una vida habitada por la fe y la caridad, alimentada por la oración, en conformidad con el Evangelio, en comunión con la Iglesia y donde se ha elegido la Cruz, donde se encarna y se hace atractivo el mensaje del Evangelio. Debemos recordar también, ante la llamada de la Iglesia a evangelizar, que las metodologías y demás cuestiones prácticas siguen siendo secundarias ante la fuerza del testimonio, la “pedagogía de la santidad” (Cf. Juan Pablo II, Novo Millennio Ineunte), y la densidad de una vida teologal que se alimenta de la Palabra de Dios, la vida sacramental y el compartir fraterno, lo que conduce al don radical de sí mismo. En el cristianismo, la verdadera fecundidad es sacrificial y pascual.
Los más grandes evangelizadores han sido los santos. Desde este punto de vista, el testimonio evangélico de una vida consagrada a Dios y a los demás, como la del P. Jandilla, es un trampolín para la misión. Una vida convertida que convierte nos recuerda las postrimerías, los “novísimos«, es decir, la esperanza del mundo futuro que ya está presente a través del testimonio de vida santa, y, en este caso, de la santidad sacerdotal y los consejos evangélicos.»