
Nos encontramos en el Mes Misionero Extraordinario convocado por Papa Francisco para la Iglesia universal en este mes de octubre que hemos comenzado, y que cerraremos con una preciosa Misa de envío en la S. A. I. Catedral de Cádiz, el domingo 27. El lema, «Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo», hace referencia a una finalidad muy concreta del Santo Padre: reavivar, a través de las diversas celebraciones y el testimonio misionero, nuestra conciencia bautismal de ser Pueblo de Dios, de manera que todos experimentemos la responsabilidad de proclamar con alegría el Evangelio a todos los hombres.
Recordamos las palabras de Evangelii Gaudium: «La actividad misionera representa aún hoy día el mayor desafío para la Iglesia». (EG 15). ¡La misión de Jesús es la razón de la Iglesia, y ha de estar en el corazón del Pueblo de Dios! Desde aquí hay que replantear toda estructura, planificaciones, horarios, funciones… Pues todo pierde su sentido si la Iglesia no evangeliza, siguiente el mandato del Señor: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.» (Mc 16, 15)
Estamos llamados a fortalecer el trabajo misionero de los países «de misión», pero que sea esto además un acicate para ser nosotros mismos enviados del Señor, trasmitiendo la alegría del Evangelio, el gozo de creer, con palabras y con obras. Ser misionero no es un adorno para un cristiano, sino que está en el corazón mismo de la fe de cada bautizado, si se ha encontrado verdaderamente con el Señor.
Son numerosas las iniciativas propuestas para promover este mes misionero. Cuento con vuestra generosa participación.