
En octubre celebramos el Mes Misionero Extraordinario, promovido por el Papa Francisco. Se cumplen 100 años de la Carta Apostólica Maximum Illud del Papa Benedicto XV, tras el desastre de la Primera Guerra Mundial, en la cual se pusieron de manifiesto intereses espúreos que amenazaban y amenazan las relaciones en Occidente, y de éste con los países más pobres.
Es momento de agradecer a Dios por el Secretariado de Misiones de Cádiz y Ceuta, y por nuestros misioneros, que evangelizan en lugares remotos: Benín, Tanzania, Guinea Ecuatorial, Kenia…, para llevar el Kerigma, el anunció por todo el orbe del amor de Dios en Cristo. Se hace realmente necesario llevar una vivencia del amor en Cristo a los corazones, y así a las estructuras que favorecen esta «cultura del descarte«, o la»globalización de la indiferencia» de la que nos ha advertido continuamente el Santo Padre.
Los misioneros nos edifican a todos, reavivando en nosotros la conciencia de bautizados, y por tanto, en continuo estado de misión, llevando a Cristo a todas las gentes. La misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar, no es un apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero destruirme. Yo soy una misión en esta tierra, y para eso estoy en este mundo (EG, n. 273).
Esta tarde tenemos una cita con Mons. Francisco Pérez González, Arzobispo de Pamplona, Obispo de Tudela y presidente de la Comisión Episcopal de Misiones y Cooperación con las Iglesias de la CEE, que nos dará una conferencia bajo el título Los grandes retos de la misión en clave de futuro. Será a las 19:00 hras en el Colegio San José-Las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús, en Cádiz. Espero que podamos saludarnos allí. » Id al mundo entero y anunciad el Evangelio», nos dice el Señor.