Día del DOMUND: «los misioneros nos muestran que es posible un cambio a mejor, profundo y real»

Este domingo celebramos el DÍA DEL DOMUND, la Jornada Mundial de las Misiones. El Santo Padre nos invita a que, aunque lo podemos hacer todo el año, colaboremos especialmente este día en la oración y en la colecta, con nuestra colaboración económica,  para promover el compromiso de los cristianos que anuncian el Evangelio por todo el mundo, junto con la promoción social que conlleva. Este día se convierte así en signo de catolicidad, es decir, de universalidad. Lo organiza Obras Misionales Pontificias, institución de la Santa Sede encargada de buscar medios para impulsar la actividad misionera de la Iglesia. Este compromiso se concreta en rezar y en apoyar a los misioneros, especialmente los 12.000 españoles repartidos por el mundo. Gracias a las ayudas del Domund, la Iglesia puede ofrecer su mensaje a la mitad de la población mundial, que vive en los Territorios de Misión.

Los misioneros son el ejemplo de que el cambio del mundo es posible y urgente. Con su entrega y con el anuncio del Evangelio, ellos cambian la historia de cientos de personas. Personas transformadas que transforman otras vidas. Es un cambio silencioso, a largo plazo, que empieza ahora, y que mueve el mundo. Por esto se ha escogido como lema para este año: “DOMUND, Cambia el mundo”. En nuestro mundo podemos ver fácilmente cambios superficiales, que dejan las cosas como estaban, y otros que son “a peor”, porque derivan de acciones injustas y que atentan contra la dignidad del ser humano. Frente a esto, los misioneros nos muestran que es posible un cambio “a mejor”, profundo y real. Ellos pueden ser para todos, y en especial para los jóvenes, un referente de compromiso y esperanza; sus vidas constituyen la prueba palpable de que un corazón en el que ha entrado Dios, con toda su novedad y creatividad, puede cambiar el mundo.

Recordemos que un misionero de Chiclana, el Hno. Pedro Manuel Salado del Hogar de Nazaret, dio su vida por salvar a unos niños y acaba de iniciarse su proceso de beatificación. Pero pensemos también en los gaditanos repartidos por el mundo que son nuestros misioneros, como Rosa en Nicaragua, o la Hna. Isabel en Camerún, o Enrique García en Kenia y Tanzania, y así hasta los 70 en diferentes lugares. Todos ellos son un estímulo para vivir nuestra fe y para evangelizar. Colaboremos con ellos, porque cambian el mundo.

 

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