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Inauguración de Curso de la Curia Diocesana en el Obispado, 28 de septiembre de 2018

“Soy lo que soy por la gracia de Dios”, decía San Pablo. Conozco creyentes que necesitan milagros para creer y aquellos a quienes el milagro no añade nada a su fe; más aún, casi les supone una dificultad. Pero, como hay muchos tipos de milagros, lo que hay que hacer es abrir bien los ojos, también para vernos a nosotros mismos, porque muchos milagros se dan en nosotros. La verdad es cada uno nosotros somos un milagro, venimos del milagro y estamos hechos por milagros. Nuestra vida y nuestra fe se deben a regalos que Dios nos hace sin mérito por nuestra parte. Los vemos cuando recuperamos esa sabiduría inocente capaz siempre de cautivar y que nos llena de alegría. A veces no se trata de fenómenos llamativos ni extraordinarios, sino la posesión pacífica de lo mejor de la vida que nos ha sido dado.

El Evangelio es el lugar de los milagros, aunque Jesús huía de la publicidad del taumaturgo y del espectáculo, porque, está claro, buscaba la fe. Cuando llamó a los hermanos Santiago y su hermano Juan, que estaban en la barca con su padre Zebedeo reparando las redes, y ellos le siguieron aconteció otro milagro. También a nosotros nos ha mirado en más de una ocasión y nos ha llamado a trabajar con el, pero puede que sin grandes resultados. Quizá este curso experimentemos por fin el mayor de los milagros: seguirle.

Hemos publicado recientemente las “Semblanzas diocesanas”, un recuerdo agradecido de cientos de cristianos que, como piedras vivas de la Iglesia, fueron instrumentos en las manos de Dios para que se hiciese presente el milagro de la Iglesia en nuestra diócesis en los últimos tiempos. Estamos escuchando las cifras abrumadoras de la pobreza y exclusión social de nuestra sociedad, pero también que Cáritas ha atendido a casi cuatro millones de personas el año pasado con la ayuda de todos. Otro milagro por el que dar gracias a Dios, pero que nos llama a seguir trabajando por los demás.

Podéis comprobar en mi Carta Pastoral y en el programa pastoral de la diócesis todos los esfuerzos de la Iglesia por profundizar en la fe, los estudios de teología, los catecumenados, los ratos de oración compartida, la vida parroquial, el trabajo con los enfermos, emigrantes, presos, la ayuda a los pobres, etc.: las actividades programadas, así como las celebraciones o los cursos y encuentros para profundizar en la fe, solo pretenden facilitar el milagro de seguir a Jesús, que quiere compenetrarse hasta el fondo con cada uno de nosotros, pues de un corazón convertido nace la misericordia y las obras de caridad, el testimonio, el apostolado y hasta el martirio. Esta es un muestra patente de la libertad cristiana, de la entrega por amor, que, como sabemos, es una herencia preciosa, un tesoro evangélico que debe ser constantemente defendido y transmitido a las nuevas generaciones.

El próximo día 4 inauguramos el curso en el centro de Estudios San Bartolomé, de quien depende las clases del Centro de Teología, el Curso de Teología a Distancia, el Instituto de Teología para laicos, la Escuela de Arte Cristiano, etc. Invito a todos a profundizar en la experiencia de la fe aprovechando estos medios tan acreditados que contamos en la diócesis. De modo sencillo y deleitoso el Señor hará de nosotros fieles discípulos, más profundos en nuestra vida, más capaces de vivir en comunión con sentido de Iglesia fraterna, más aptos para dar a los demás razón de la esperanza que nos llena de paz y felicidad. Dejemos que a través nuestro sucedan los milagros de Dios.

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