
«Salgamos al mundo –como tantas veces nos repite el Papa Francisco— para llevar a Dios a los lugares de trabajo. Hagamos lo posible para convertir el lugar de trabajo en un lugar de encuentro de Dios entre los hombres y hacer de el un espacio para hacer presente a Dios y a la Iglesia entre los trabajadores, de tal forma que ese encuentro no quede reducido sólo al ámbito de las iglesias. Animo a todos los fieles –trabajadores, empresarios, cooperadores, agentes financieros y comerciantes—, a unir vuestras fuerzas, vuestra mente y vuestro corazón para contribuir a construir una sociedad que respete al hombre y su trabajo, a comprometerse en esta tarea unidos en la comunión con la que nos ha unido en Señor en su caridad. Unidos a Cristo y siguiendo sus enseñanzas con conciencia social, colaboremos entre todos a construir una sociedad más justa en la que cada uno sea considerado y valorado como persona y encuentre su sustento y una digna realización a través de su trabajo. Que San José, el humilde obrero de Nazaret, además de encarnar delante de Dios y de la Iglesia la dignidad de todo trabajador, sea también el fiel guardián de cada uno de vosotros y de vuestras familias y el intercesor de todos vuestros intereses.»
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Discurso del Santo Padre Francisco en el Parlamento Europeo, noviembre de 2014