DE MI ARTÍCULO PUBLICADO EN EL DIARIO DE CÁDIZ, DOMINGO DE PASCUA 2018
«Nada mejor que sumergirnos en Él para poder traducir la fe en la propia cultura y en la acción social y política, con capacidad para valorar las cosas con el criterio de Cristo, o, de lo contrario, sucumbiremos, pues solamente sabremos —una de dos—secundar la modernidad o resistirnos a ella, pero no orientarla con sentido cristiano. Urge renovar la profecía y romper el cerco de cualquier abatimiento sin esperar un mundo ideal, una comunidad ideal, un discípulo ideal para vivir o para evangelizar, sino hacer posible que cada persona concreta pueda encontrarse con Jesús abriendo los ojos a la luz, empezando por nosotros mismos. Sin embargo debemos ser maestros, acompañantes de la fe de nuestros amigos y de nuestros hijos, de los compañeros de trabajo y de los vecinos — ¿no es, al fin y al cabo, nuestro prójimo al que debemos amar?— y asumir riesgos en el ámbito público. Dios nos muestra siempre el camino a seguir, no hay duda. La Cruz ha estallado en Luz verificando que el amor vence al odio y que la justicia triunfa sobre el mal, porque la muerte es derrotada por la vida. La Santa Iglesia, que ha cantado desde antiguo el Aleluya a Cristo Resucitado por su victoria, por su amor inquebrantable, lo canta de nuevo hoy con una alegría siempre recién nacida, bella, joven, eterna.»