Celebrábamos ayer el Domingo que finaliza el Año Litúrgico: la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, antesala del Adviento. Hemos meditado sobre todo el misterio de la vida de Cristo, su predicación y el anuncio del Reino de Dios con hechos y palabras.
Cristo Rey se halla presente en el evangelio desde el momento de la Anunciación del arcángel Gabriel a la Virgen, cuando fue advertida que daría a luz un niño a quien Dios había de dar el trono de David, y que reinaría eternamente en la casa de Jacob, sin que su reino tuviera jamás fin. El mismo Cristo, más tarde, dará testimonio de su realeza, presentándose como el Rey que ha de venir a juzgar a los justos y a los réprobos; y públicamente confirmó que es Rey y declaró solemnemente que le ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Será precisamente su ley de amor lo que juzgue el bien de nuestras vidas, lo que queda y lo que pasa. Muy oportuno fue por tanto que celebráramos conjuntamente el día de las personas sin hogar, a las que debemos atender, para que reconozcamos en ellas al Señor, acogiéndole a El mismo, que se hizo pobre en el pesebre y la cruz, y se nos da cada día en la sencillez del Pan Eucarístico.
El Blog del Obispo Zornoza 