Dos momentos importantes este fin de semana muy relacionados. Mañana, nuestro querido Antonio Lago Moguel recibe el sacramento de la Ordenación Sacerdotal en la Catedral de Cádiz a las 12:00 hras.: demos gracias a Dios, y pidamos profundamente por él, para que su respuesta generosa dé abundante fruto en nuestra Iglesia y en el mundo. Celebramos esa generosidad valiente con ilusión este domingo 22 de octubre: la Jornada Mundial de las Misiones, el DOMUND, que es el nombre con el que se hace visible la dimensión universal de la misión de la Iglesia, que nos mueve a todos a compartir la fe y la caridad con las iglesias más necesitadas. Las Obras Misionales Pontificas atienden las necesidades de los 1.113 territorios de misión. Todas las Iglesias ayudan a todas las iglesias, con la oración y ayuda material. Los misioneros saben que cuentan así con la oración de toda la Iglesia. Solamente españoles hay cerca de 13.000 misioneros en estos territorios lejanos.
No existe misión sin misioneros. España es uno de los países que aporta más misioneros, signo de la generosidad de la fe que nos ha hecho crecer. No son súper héroes, aunque nos superan a veces por su entrega y desprendimiento. Pero no porque tengan “súper poderes”, sino porque su amor es más grande. Tú puedes ser uno de ellos si comprendes que alguien te espera y el Señor te lo pide.
El lema elegido este año refresca nuestra conciencia: “Se valiente, la misión te espera”. Esta fiesta misionera ha estado precedida por una carta del Papa a todos los cristianos del mundo, titulada: “la Misión en el corazón de la fe cristiana». En ella se dice que la misión de la Iglesia, destinada a todas las personas de buena voluntad, está fundada sobre la fuerza transformadora del Evangelio. Esta es la Buena Noticia que trae al mundo una alegría contagiosa, porque contiene una vida nueva, la de Cristo Resucitado. La Iglesia es misionera por naturaleza; si no lo fuera, no sería la Iglesia de Cristo.
La misión es el corazón de la fe cristiana. Esta fundada sobre la fuerza transformadora del Evangelio que es una persona –Jesucristo, «el primero y el más grande evangelizador», como nos dijera Pablo VI– que se ofrece e invita a participar en su misterio de amor y entrega por los demás. Jesús es contemporáneo nuestro y quien hoy le acoge como Camino, Verdad y Vida experimenta la fuerza transformadora de su Espíritu. El nos llama continuamente a anunciar la Buena Noticia de su Evangelio. Que es la fuente de donde brota la generosidad y la misericordia para cargar con las debilidades de los hermanos y ofrecerles la nueva vida con alegría contagiosa, con confianza y valor. Esta valentía de los misioneros nos remite a la de los cristianos de la primera comunidad, y de las siguientes generaciones hasta el día de hoy. En realidad nos remite a Jesús. Hoy necesitamos también recibir la efusión del Espíritu Santo para buscar a los demás dejando nuestras comodidades, y llenos del gozo que da la disponibilidad de ser colaborador y compañero de fatigas del mismo Jesús.
Queridos amigos: No olvidéis que “el mundo necesita el evangelio de Jesucristo como algo esencial. El, a través de su Iglesia, continúa su misión de buen Samaritano” (Francisco, Mensaje Domund 2017). Seamos misioneros cada día: Como hermanos, acogiendo con espíritu fraterno; como buenos samaritanos, curando las heridas sangrantes de la humanidad. Seamos misioneros a través de la oración, del testimonio de vida y de la comunión de bienes. Recordad la pregunta de Paul Claudel a los cristianos: «Y vosotros los que veis, ¿qué habéis hecho de la luz?».