Os saludo desde Tierra Santa, con estos peregrinos y amigos junto a los que experimento el fervor de acercarnos a los santos lugares, siguiendo las huellas de Jesús, para rememorar y vivir Su gran amor para con nosotros, que se nos muestra de manera insólita en Su entrega hasta dar la vida. Acabamos de celebrar a su madre y nuestra madre María, en el día de la Virgen del Pilar, advocación venerada desde muy antiguo entre nosotros. Ella confortó al Apóstol Santiago y prometió su auxilio en la obra de evangelización de España, que se difundió en todo el mundo y, especialmente, gracias a los españoles en América. Invoquemos su protección e intercesión para que fortalezca nuestra fe, y pidámosle por nuestra patria, para que aleje de nosotros la división y nos mantenga la unidad. Encomendemos a todos los necesitados, y a los que se alejaron de la fe; por la Guardia Civil que la invoca como patrona y por los pueblos de hispano-América, en especial por los que pasan mayor necesidad. Que ella nos consiga de Cristo la paz y la verdadera libertad.