La Solemnidad de la Santísima Trinidad que hemos celebrado este domingo nos introduce de lleno en la centralidad del misterio cristiano. Los cristianos, al proclamar nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoramos tres personas distintas, de única naturaleza e iguales en su dignidad. Por eso, en la contemplación de la vida de la Trinidad está no sólo el origen de todos los dones, sino la fuente de todas las gracias y el misterio inefable de la vida íntima de nuestro Dios. Ahora sabemos quien es Dios y cómo es, ahora comprendemos mejor su amor que salva el mundo. Dios es Amor y solo la misericordia es una verdadera respuesta ante el mal.
Dios no es una comunión de Personas cerrada en sí misma, sino que por ser verdadera se desborda en el misterio del Verbo Encarnado, que por su Muerte y Resurrección nos da su Espíritu Santo, buscándonos en lo más profundo de nuestras vidas afectadas por el pecado y la debilidad. Del mismo modo, este Espíritu Santo nos introduce en la Vida Trinitaria para vivir auténticamente, divinizados, esto es, a imagen y semejanza de Dios Trinidad, siendo relación que se desborda por amor en busca de la pobreza del hombre en cada instante y situación de nuestra vida.
Cuando el desgarro del dolor nos llega a todas horas desde cualquier rincón del mundo por persecuciones, guerra, pobreza y desigualdades, situaciones de esclavitud ¿cómo mirar al mundo sin desesperanza o sin desprecio? ¿cómo no huir ante el dolor que nos hiere y ante el que nos sentimos impotentes? Entonces realmente nos vemos mas necesitados de alguien que cure nuestras heridas. Solamente Dios, que mira la fragilidad de nuestra naturaleza y levanta nuestra débil condición con la fuerza de la esperanza de su amor, que nos ha mostrado en la vida, pasión y muerte y resurrección de su Hijo Jesucristo puede hacernos recobrar la vida. El camino de la misericordia que Dios tiene con nosotros nos asegura que su amor vence el mal y derrota la injusticia.
Que una verdadera vida interior, en relación con Él, nos haga experimentar este amor y darlo hasta el extremo a nuestros hermanos.