Queridos amigos: Jesús no es un hombre del pasado. Al contrario, no deja de mirarnos, como un amigo que al tiempo es el Señor, es Dios. El siempre se deja ver, pero, como sabe quien vive la fe de la Iglesia, se acerca directamente en la oración, en los sacramentos, y especialmente en la Eucaristía y en el perdón. Se nos ha dado en la Eucaristía, su cuerpo vivo y entregado, para que nosotros también le demos nuestro cuerpo, y esta Eucaristía traspase los límites de la iglesia, para estar presente en las formas de servicio al hombre y al mundo. Es la vocación que nos atañe a todos y llena nuestra vida de sentido pleno. Feliz lunes.