En la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española. Llenos de deseos y proyectos que servirán a la Iglesia y al mundo actual. Un nuevo Plan Pastoral 2016-2020 elaborado teniendo en cuenta la exhortación apostólica del Papa Francisco, “Evangelii Gaudium”, centrada en el anuncio de la alegría del Evangelio en el mundo de hoy.
Hemos de cooperar en un pensamiento que ha de fructificar en diálogo para que llegue a plasmarse en experiencia vivida y compartida. En el pensamiento del Santo Padre hemos escuchado repetidas veces el deseo de
aprender una teología con una orientación que nos haga ser discípulos misioneros, apóstoles misioneros con un talante enteramente dirigido a la evangelización práctica.
¿Cómo conseguirlo? Seguramente será posible una vez que hagamos nuestros tres de los rasgos que, a mi modo de ver, tienen más fuerza en su Exhortación Apostólica. Los presento con la intención de hacer juntos esa búsqueda.
En primer lugar es necesario integrar que estamos en “una Iglesia en salida” (cf. EG 20. 24). El Papa Francisco ha renovado aquel pensamiento presente en H.U. V. Balthasar cuando decía que el centro de la iglesia está en la periferia, pues la misión hace salir a Cristo de si mismo para ir al encuentro de los pecadores y alejados. Siempre debemos vivir en situación de salida para que llegue a todos el evangelio, el amor de Dios Se comprende de este modo que debamos ser “discípulos misioneros que primerean, se involucran, acompañan, fructifican y festejan”.
En segundo lugar hemos de recordar que el Kerigma es el centro de la evangelización (EG 164-165). El permanente anuncio del amor que salva por Cristo apela a la libertad, a nuestra cercanía, al diálogo, a la paciencia. Estamos llamados a anunciar a Cristo salvador que nos redime del pecado y la muerte eterna. Es el centro de la predicación de la fe que la iglesia hoy ha de repetir constantemente como instrumento para que los hombres se encuentren con Dios. Esto no compromete de modo que estamos llamados a ser presencia de Cristo en todo momento y lugar.
No podemos olvidar, finalmente, la dimensión social de la evangelización (EG 176-179) pues, como nos recuerda Francisco, el kerigma tiene un sentido social cuyo su centro es la caridad. El efectivo amor fraterno se muestra eminentemente en Mt 25, donde Jesús mismo muestra que el servicio de la caridad apela a la esencia de la iglesia. La Doctrina Social de la Iglesia, aún siendo “doctrina” ha de dar paso en la práctica de nuestro servicio la evangelización a una caridad evangelizadora.
No es fácil integrar nuestra enseñanza y aprendizaje de la fe en estos aspectos de modo que se renueve la perspectiva de la pastoral a la que hemos de servir, motivados por el deseo de profundizar en una fe vivida al servicio de la nueva evangelización. Por esto debemos pedir a Dios la gracia de asimilarlo haciendo vida la sabiduría de Dios y cumplir la misión que nos ha encomendado.