«El camino de la violencia y del odio no resuelve los problemas de la humanidad (…). Utilizar el nombre de Dios para justificar este camino es una blasfemia (…). Deseo expresar mi profundo dolor por los ataques terroristas que en la noche del viernes ensangrentaron Francia, causando numerosas víctimas (…).Tanta barbarie nos deja consternados y nos pide como pueda el corazón del hombre idear y realizar eventos tan horribles, que han trastornado no solamente Francia, pero a todo el mundo». (Papa Francisco Plaza de San Pedro de la ciudad de Vaticano, a domingo 16 de noviembre de 2015).
Ahora más que nunca, dadas las trágicos acontecimientos ocurridos en Francia, que se han repetido y se repiten en todo el mundo de diversas formas, os invito a vivir más unidos a Cristo compartiendo sus sufrimientos y revestidos de sus sentimientos. La mirada a Cristo crucificado nos da la perspectiva nueva de mirar este mundo dolorido con otros ojos, con ojos de misericordia, y a orar por nuestros hermanos.
Mirando el dolor de la barbarie, quisiéramos decir con San Pablo: “Estoy crucificado con Cristo” (Gal 2,19), pues los sentimientos de Cristo han de ser los nuestros. Mirando la Cruz de Cristo, nos sentimos movidos a compartir el sufrimiento. La Cruz nos eleva de nivel y nos da capacidad para transformar el mundo con los criterios del Evangelio, a amar hasta dar la vida. La Cruz es, para el cristiano que ama, medicina, pedagogía del amor, escuela de vida. Necesitamos la Cruz de Cristo que convierte el sufrimiento propio en esperanza y el sufrimiento ajeno en ocasión de solidaridad fraterna. Es posible construir un mundo mejor, más justo y más fraterno, gracias a la Cruz de Cristo, porque Él ha cargado con nuestros dolores y sus cicatrices nos han curado. Este es el camino que puede resolver lo que el Papa decía, «los problemas de la humanidad». Dolor del mundo…dolor de Cristo…dolor del cristiano. Oremos sin desfallecer.
El Blog del Obispo Zornoza 