Me encuentro esta semana de Visita Pastoral en Santa Ángela de Chiclana. Recordando el eco de las Palabras del Papa Francisco en EE.UU reflexiono. El primer núcleo de nuestro apostolado es la oración que quiere mover a Dios. No existe reforma en la Iglesia que no haya comenzado por la reforma de los corazones, igual que no existe cambio en cristiano que no se haya engendrado en el corazón de Dios. Un claro síntoma de la llamada recibida es la fe atesorada y guardada en el corazón. Un claro síntoma de la fe que espera, es la fe que se pone en oración. La persona tocada por el Señor no es un activista que está a la caza de la última receta pastoral para “atraer mucha gente”, ni es movida por la necesidad de tener resultados. Más bien le pica la sed y le duele tanto la urgencia del evangelio en forma de insatisfacción, que sabe bien desahogara ante el corazón de Dios antes de osar ponerse a transitar caminos de acción. Es una persona que ha hecho de su vida esa peligrosa oración que dice úsame Señor y hace algo aún más peligroso: escuchar a Dios.
Lo que de verdad, agrada a Nuestro Divino Niño Jesús, es que sepamos transformar nuestros corazones en un corazón misericordioso como él suyo,..Misericordia quiero y no sacrificio,De nada sirve ser tan austera/os, sino sabemos dar un poco de calor humano, una mano al que se hunde en la tristeza de verse rechazos , por los que creían practicaban la fraternidad .