ordenaciones_diaconos_2_27_09_15Gerardo y Darío han sido ordenados diáconos en la Misa que presidí con alegría y junto a todos vosotros en la Catedral. Los diáconos que desde el comienzo de la Iglesia servían a los pobres ayudando a los apóstoles en su ministerio, también son ministros de la Palabra y de la Eucaristía. Ellos han ofrecido su vida a Dios, que los envía para servir a la Iglesia y a todo el mundo. No hacen solamente un buen propósito, sino que se dejan tomar sacramentalmente por Dios en la Nueva Alianza de Jesús dando la vida por nosotros. Con el sacramento del orden Dios derrama su Espíritu Santo sobre ellos para ser expropiados por Dios, para dejarse hacer santos. Hacen como Cristo que “se ofreció a si mismo por el Espíritu” (cf. Heb 9,14) haciéndose ofrenda y víctima del sacrificio. La caridad contiene siempre el elemento de la gratuidad que vivió Jesús. Ellos se acercarán ahora en las parroquias a quien necesite ayuda, a los pobres, afligidos, perdidos o desesperanzados.

Servir a la Palabra de Dios, es ser profeta con una vocación de discípulo que anima a los indecisos y consuela a los afligidos, porque antes ha estado sumamente atento, a la escucha. Anunciarán por eso con su palabra y con su vida la salvación y la fuerza de Dios. Nada hay tan revolucionario como la predicación del Evangelio, proclamar la Palabra de Dios. Es verdaderamente conmovedor y eficaz dedicar todas las energías de la vida al servicio de la Iglesia y del mundo anunciando esta Palabra.

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