Os invito este domingo 27 a una gran cita. En la Catedral a las 19:00 horas ordenaré diáconos a dos jóvenes seminaristas que terminan este primer ciclo de capacitación, de crecimiento en comunidad como hermanos para servir a la Iglesia con su paternidad.
Los diáconos que desde el comienzo de la Iglesia servían a los pobres ayudando a los apóstoles en su ministerio, también son ministros de la Palabra y de la Eucaristía. Ellos han ofrecido su vida a Dios, que los envía para servir a la Iglesia y a todo el mundo. No hacen solamente un buen propósito, sino que se dejan tomar sacramentalmente por Dios en la Nueva Alianza de Jesús dando la vida por nosotros. Con el sacramento del orden Dios derrama su Espíritu Santo sobre ellos para ser expropiados por Dios, para dejarse hacer santos. Hacen como Cristo que “se ofreció a si mismo por el Espíritu” (cf. Heb 9,14) haciéndose ofrenda y víctima del sacrificio. Pidamos a Dios por estas vocaciones.