Celebramos en comunión con el Santo Padre la I Jornada Mundial por el Cuidado de la Creación. Así, a las 17.00 horas, en la Basílica Vaticana, Su Santidad presidirá la oración de alabanza a Dios por la obra de la creación, acción de gracias por la redención del mundo, y contemplación de la nueva creación prometida por Jesús.
El papa Francisco quiere que pensemos y oremos sobre el cuidado de la creación y ayudarnos a caer en la cuenta, desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia, de la grandeza de ésta en un planeta con más de 6000 millones de personas, que tiene graves problemas y que necesita encontrar el camino a seguir. En el orden mundial vigente, que sólo busca el máximo beneficio, cualquier realidad frágil como el medio ambiente queda indefensa ante los intereses del mercado.
El concepto de crecimiento hoy imperante incrementa las desigualdades y amenaza la sostenibilidad de un planeta limitado como el nuestro. Ha de ser, pues, sustituido por el concepto de desarrollo razonable, basado en la idea de una sostenibilidad social, económica, ecológica y afectiva, que nos hace conscientes de los lazos que nos ligan a la única familia que es la humanidad. Este es el único camino posible para el futuro de la especie humana, el conjunto de la creación, y la biosfera como soporte vital.
Aprovechemos hoy para junto a la maravillosa sinfonía de la creación, de la que formamos parte, contemplar y cantar la gloria de Dios. Oremos por el respeto y cuidado de la vida, la integridad ecológica, la justicia social y económica, para conseguir la democracia, la no violencia y la paz. En resumen; para superar las desigualdades y la injusticia fruto del subdesarrollo, el mal reparto de la riqueza. Oremos porque el primado de la solidaridad potencie un desarrollo humano sostenible, que ponga en su centro a la persona, sus capacidades reales, sus limitaciones, peculiaridades y necesidades, tanto individual como familiarmente. Si los parámetros económicos no tienen en la debida cuenta todo esto, el daño resulta evidente e irreparable.
Carta del Santo Padre con motivo de la I Jornada Mundial por el Cuidado de la Creación