ASdviento catedral¡Comenzamos el tiempo de Adviento! Este Domingo encendimos la primera vela de la cornona en la Catedral y repartimos los calendarios, en compañía de muchos de vosotros. Estamos ya habituados al término “adviento”, sabemos qué significa: pero precisamente por el hecho de estar tan familiarizados con él, quizá no llegamos a captar toda la riqueza que encierra dicho concepto.

Adviento quiere decir “venida”. Por tanto, debemos preguntarnos: ¿Quién es el que viene?, y ¿para qué viene? Enseguida encontramos la respuesta a esta pregunta. Hasta los niños saben que es Jesús quien viene para ellos y para todos los hombres. Viene una noche en Belén, nace en una gruta, que se utilizaba como establo para el ganado.

Sin embargo, muchos son los interrogantes que se plantean. El hombre tiene el derecho e incluso el deber de preguntar para saber. Hay asimismo quienes dudan y parecen ajenos a la verdad que encierra la Navidad, aunque participen de su alegría. Precisamente para esto disponemos del tiempo de Adviento, para que podamos penetrar en esta verdad esencial del cristianismo cada año de nuevo. El secreto está en buscar a Dios que viene de nuevo a nosotros. Probablemente ha quedado enterrado en lo profundo del corazón debajo de preocupaciones urgentes o de tantas ocupaciones y prisas. Pero te espera y se acerca. Escucha su palabra en misa, lee el evangelio, cuida a los desvalidos, abre bien los ojos del alma.

El Hijo de Dios que tuvo el cielo como techo al nacer, nos hace mirar al que no tiene techo, ni el mínimo decente para simplemente vivir. Con motivo del Día de las personas sin hogar que celebramos este 30 de noviembre, Cáritas y otras plataformas solidarias han denunciado la grave «situación de emergencia residencial» en la que nos encontramos. Según los datos, más de 30.000 personas en nuestro país viven sin hogar y sin techo.

Con el espíritu del nuevo Adviento recemos por estos hermanos y aportemos lo que esté de nuestra parte para ayudarles. La realidad del Adviento está llena de la más profunda verdad sobre Dios y sobre el hombre. No nos desentendamos ni del Uno ni del otro.

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