Esta mañana, los obispos de las provincias eclesiásticas de Sevilla y Granada hemos sido recibidos por el Santo Padre. Después de saludar a cada uno personalmente e intercambiar unas impresiones particulares, recibió también a los vicarios episcopales, entre los que se encontraban D. Fernando y D. Juan José, vicario de pastoral y general de nuestra diócesis respectivamente.
Por fin, Francisco permaneció con nosotros, los obispos, durante hora y media, a solas, conversando abiertamente en su biblioteca privada. Ha sido un encuentro maravillosamente cercano y abierto. Me he sentido como un hijo que puede escuchar el consejo de un padre que rebosa santidad y autoridad. Creo que todos hemos salido confortados, y en una comunión y proximidad insospechada. El Santo Padre conoce muy bien los asuntos y los aborda con claridad y verdad. Uno aprecia la luz del evangelio y el tono de la misericordia propio de un pastor de la Iglesia de hoy.
Cuando un obispo tiene un encuentro así con el Papa, lleva en su corazón a toda la diócesis. Así se lo he expresado al Santo Padre, recordándole sobre todo a los que sufren y a los emigrantes del estrecho. Le he transmitido un recuerdo especial de los sacerdotes, seminaristas y consagrados. También le pedí su bendición especial para nuestro obispo emérito, D. Antonio Ceballos.
Que gran ilusión veros con el Santo Padre. Muchas gracias, y como usted dice don Rafael, seguimos orandos todos por todos.
¿Tendremos ahora la misa de Acción de Gracias en la Catedral de Cádiz por su elección como Sucesor de Pedro?